¿Qué se espera de Powell? ¿Qué estrategias deberíamos seguir?

Hernán Cortés

15 de marzo de 2024

2 min de lectura

¿Qué se espera de Powell? ¿Qué pasará en la reunión de la semana que viene? ¿Actuarán dependiendo de los datos?

El petróleo vuelve a máximos. ¿Cómo se mide ese comportamiento de estas materias primas? ¿Cuáles son las previsiones sobre este mercado?

¿Qué estrategias deberíamos seguir tanto en renta fija como renta variable?

Estos son los análisis que nos han dejado Hernán Cortés, fundador y gestor en Olea Gestión, y Javier Domínguez, gestor de cartera de Auriga Bonos.

Escucha la intervención:

Resumen de la intervención de Hernán Cortés:

La semana que viene llega Powell. ¿Qué esperas?

Como los bancos centrales hablan tantas veces (ante el senado, ante el congreso…) llegan sin prácticamente nada que contar. Más aún no estando en el calendario de nadie una posible bajada. Yo creo que comentará el último dato de inflación, que no ha sido muy bueno y tampoco muy malo, y que siguen siendo, como ellos dicen, data dependent, es decir, que irán actuando en función de los datos. La Reserva Federal en principio ha previsto los 75 puntos básicos de bajada y cuando dice algo con tanta repercusión es porque se lo ha pensado mucho, no se les ha ocurrido en ese momento. Yo creo que tienen estudiados la cuantía y el momento en que, en principio, lo van a hacer. Para ellos el momento de las bajadas va a ser muy importante porque, al ser un año electoral, no pueden hacer las bajadas justo antes de las elecciones. En julio podría haber una, aunque sea simbólica, y en septiembre deberían hacer la siguiente para no hacer nada cerca de las elecciones de noviembre. La última podría ser en diciembre, pasadas las elecciones. Es factible que este calendario se cumpla pero, como siempre, dependeremos de los datos. Repito el mantra de siempre: los bancos centrales se retrasaron en las subidas y no quieren precipitarse con las bajadas y volverse a equivocar.

El petróleo vuelve a máximos, hay expectativas de que habrá más consumo y eso quiere decir más gasto. Hemos visto la inflación disparada en Francia a causa de la energía. ¿Cómo medís el comportamiento de ese “oro negro” de cara a ese componente inflacionario? Sobre todo los riesgos, Europa tiene ese riesgo de la dependencia energética.

Lo de la energía lo miro con mucha frecuencia. Está evolucionando muy bien. El petróleo estaba subiendo un poco en el año pero interanualmente estaba más o menos igual. Pero estos días, entre que el año pasado debió bajar algo y ahora está subiendo, la interanual ya está en el 12%-15% en Europa y un 17% en Estados Unidos. No son buenas noticias para la inflación. Donde sí hay buenas noticias es en el precio del gas, está cayendo en términos interanuales en Europa un 40% y en Estados Unidos un 30%. El precio del gas es, recuerdo, el que marca o marginaliza el precio de la electricidad. Si baja el gas, va a bajar la electricidad. Nos encontramos una de cal y una de arena, por el lado del petróleo subirá la inflación pero por el lado del gas y la electricidad continuaremos con datos a la baja. Lo que pasa con los precios del gas y electricidad es que, como los gobiernos de todos los países europeos han ido haciendo manejos con subvenciones, bajadas de IVA y demás, eso se tiene que ir normalizando. En España por ejemplo ha ocurrido este mes, con lo que en marzo habrá algo de impacto. Iremos regularizando. La energía es un foco importante para el cumplimento del objetivo de inflación y el petróleo no está ayudando, el gas sí.

Estábamos hablando del horizonte de los tipos. ¿Cómo véis la renta fija en este horizonte? ¿Y la renta variable?

En la parte de renta fija, a nosotros los niveles del bono alemán al 2,5% nos parecen estables a medio/largo plazo. No vemos que el bono alemán pueda estar mucho más bajo, a menos que hablemos de recesión. Nuestros números son que en un entorno de neutralidad de tipos, sin política monetaria ni expansiva ni contractiva, el tipo de intervención del BCE puede estar al 1,5% y que la pendiente que ha de pagar el bono alemán a 10 años ha de ser de por lo menos 100 puntos básicos, primero porque históricamente ha sido así y segundo porque pensábamos que la inflación nunca volvería y ha vuelto, el bono a largo plazo tiene que pagar una prima de riesgo frente a los bonos cortos. En definitiva el bono alemán a largo plazo lo vemos al 2,5% como un nivel razonable para 2025, cuando la guerra contra la inflación esté ganada. Le vemos recorrido a la baja en plazos más cortos, pero no en el 10 años. Vemos que tiene más sentido actuar en la parte corta de la curva, entre 1 año y 3 años. En Estados Unidos estamos un poco más positivos pero la situación es más o menos la misma. En cambio las bolsas, en un entorno de economía recuperándose, más lentamente en Europa que en Estados Unidos, y unos tipos de interés bajando, en principio el entorno es positivo. Gran parte de las bajadas de tipos ya las han materializado durante el último trimestre del año pasado pero cuando ocurran las bajadas seguro que veremos más subidas. La bolsa europea está a múltiplos más accesibles que la bolsa americana que, quitando la tecnología, está a PER 15-16 y Europa a PER 13. Esto mirando el S&P Equal Weight, si miramos el normal nos encontramos que la bolsa americana tiene un PER mucho más elevado por el gran peso de las tecnológicas. Las bolsas después de un 2021 y un 2022 de muy fuertes subidas de beneficios, han tenido un 2023 bastante plano y los múltiplos de PER son razonables.

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La importancia de la energía en la evolución de la inflación.

Hasta finales de 2020 vivimos muchos años de inflación a niveles muy bajos. Sin embargo, con la pandemia de Covid-19 en 2020 y con la invasión ucraniana por parte de Putin en 2022, los índices de inflación se dispararon. La pandemia dificultó la logística de la producción y desató una demanda demasiado elevada en cuanto se levantaron las restricciones. La guerra de Ucrania elevó los precios de la energía y también de los alimentos, pues los países implicados son proveedores de estos bienes.

Es especialmente importante el encarecimiento de la energía, pues la industria la utiliza para producir el resto de bienes, encareciendo su coste y por lo tanto su precio de venta, y las familias la utilizan para su día a día, por ejemplo para el transporte o la calefacción. Entonces, cuando los precios de la energía suben, las familias pierden poder adquisitivo y se encarece el consumo en general. Por este efecto, se calculan dos tasas de inflación distintas: la general y la subyacente. La primera mide la evolución de todos los precios de la economía mientras que la subyacente ignora los precios energéticos y los de los alimentos no elaborados. Esta última suele moverse de manera similar a la general pero con cierto retraso, por el tiempo que tardan el resto de sectores en adaptarse a los cambios en los precios de la energía y los alimentos no elaborados.

 

 

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