Sacar conclusiones de la famosa reunión que se produce cada verano en Jackson Hole se ha convertido en una convocatoria de septiembre para el mundo, aunque desconocida para muchos. Este año de recuperación general y con un buen comportamiento de mercados no está siendo diferente. Los fondos que llevamos un buen resultado nos enfrentamos a una lógica prudencia conservadora; los menos afortunados, revisan sus estrategias para intentar cerrar un buen ejercicio.
Este año me han llamado la atención dos de los titulares que he leído, y que resumen la intervención del Presidente Powell: paciente aproximación y un camino seguro. En mi opinión, se trata de una intervención continuista. Como ya se nos anticipó, ha buscado no sorprender ni generar ninguna incertidumbre en los mercados. Ha pasado sobre las incertidumbres de una manera discreta, los efectos de la variante Delta y el carácter coyuntural del repunte de inflación. Por último, ha remarcado los objetivos de la institución, y recordado su doble mandato de control de la inflación y pleno empleo.
Lo que nos ha aportado.
La mayor aportación ha sido el esfuerzo para diferenciar en el tiempo las medidas que se deben tomar. Estas son la reducción del programa compras de activos financieros y las subidas de los tipos de intervención. Hay consenso sobre el calendario para el anuncio de la citada reducción (4º trimestre del presente año) y parece claro que deberemos esperar algunos trimestres más antes de tener una subida de los tipos de intervención. El argumento base, muy sólido en mi opinión, que mejor justifica la posición de la Reserva Federal ha sido que una respuesta rápida puede ser más dañina que positiva: “responding quickly do more harm than good”.
Así vemos que el denominado ‘Taper Tantrum’ de 2013 ha dejado huella entre la junta de gobernadores y en el mercado. La FED se comporta con una humildad a la que no estamos acostumbrados por parte de la mayoría de las instituciones políticas, y admite que necesita tener más información antes de actuar. Todo este ruido no debe ocultar el problema al que se enfrentan los mercados. Además, empieza a convertirse en una situación estructural, un mundo de tipos de interés reales negativos que está transformando el comportamiento de inversores profesionales y no profesionales. Esperemos que en algún momento tengamos claro cómo y cuándo se va a revertir esta situación. Mientras tanto, solo mantener horizontes temporales de inversión largos permiten realizar inversiones de bajo riesgo con rentabilidades positivas.
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